Sin hombres de verdad es imposible la existencia de familia saludable, sin la posibilidad de la existencia de familia saludable, es definitivamente imposible la existencia de una sociedad saludable, floreciente y productiva. Razón por la cual vivimos en un mundo enfermo, carente de valores y ajeno al cuidado de la puesta en práctica de principios fundamentales tale como el respeto, la verdad y la honestidad. La corrupción es hoy en día ingrediente permanente de todos los espacios del desarrollo de las actividades cada uno de nosotros. En la escuela, la academia, el trabajo, la política, la economía, la salud, el deporte, el espectáculo, la ciencia, la industria, y peor aún la iglesia. Todos los espacios en los que nos movemos están contaminados por el negociado, el dinero fácil, la mentira, el incumplimiento, las excusas falsas, etc. etc. etc.
Es por tal motivo que En el Lugar Santísimo estamos enfocados en la formación de Hombres De Verdad, un Ministerio centrado en los principios y valores del Reino de los Cielos, La Palabra de Dios, y el cumplimiento de los mismos. Formar Hombres De Verdad, implica dejar de lado toda la corruptela carcinógena de este mundo y caminar en la Verdad de la Palabra de Dios, en otras palabras nadar en contra de la corriente de este siglo y sus costumbres.
Es entender la revelación donde advirtió el Profeta Isaías 700 años aproximadamente antes de Cristo: “20 ¡Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!” Isaías 5:20 Nueva Versión Internacional
Es poner en práctica lo enseñado por el Apóstol Pablo donde nos insta a lo siguiente:
“2 No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” Romanos 12:2 Nueva Versión Internacional
El Ministerio Internacional Hombres De Verdad, está fundamentado en la enseñanza de nuestro Maestro El Mesías Jesucristo, donde ÉL con su propio ejemplo nos enseñó a ser profetas, sacerdotes y reyes de nuestra familia. A dar la vida por ellos y a gobernar el mundo en equidad, justicia y amor.